Hoy hablamos con Luis Francisco Pérez, asociado de TESA e impulsor de la plataforma Aprendercine.com. Como él la define, es algo más que una escuela de cine que plantea rutinas para estudiar de forma autodidacta. Una metodología que cobra especial relevancia en tiempos de confinamiento. Cuenta ya con más de 19.600 suscriptores en YouTube, y subiendo, 100.000 usuarios al mes, como él mismo pone de manifiesto en la siguiente entrevista, yotros 24.000 seguidores en Facebook que se suman a los 11.000 que engrosan sus followers en Instagram.
Luis Francisco estudió Comunicación Audiovisual en la universidad pública de Málaga. Pero desde el primer curso, se dio cuenta de que si quería aprender a hacer cine, tenía que hacerlo por su cuenta. “Allí las cámaras prácticamente ni las tocábamos. Así que empecé a ahorrar y a leer todos los libros de cine que podía, y en segundo de carrera me compré una videocámara doméstica para aprender a grabar y editar por mi cuenta mis primeros cortos” añade. Con excepción de varias asignaturas, en general, y siempre desde su punto de vista, la mayoría de las clases le desviaban de su propósito, que era empezar a hacer cine. En cuarto y último año, gracias a una beca Séneca, se trasladó a la Universitat de Barcelona, donde optó por realizar un proyecto en solitario, su primer documental. Durante ese verano había rodado junto a un amigo el cortometraje ‘Manolito Espinberg’. El cortometraje ganó el Premio del Jurado de un concurso que organizó la revista Fotogramas. Gracias a este proyecto, encontró rápidamente trabajo en una productora de Madrid (había sido publicado en un recopilatorio en DVD de la revista Fotogramas) “Y eso fue lo que me abrió las puertas, más que el título de Comunicación Audiovisual” puntualiza. Gracias a una beca de ampliación de estudios de la Junta de Andalucía y un crédito en Cajamar, cursó el Máster de Guion en Salamanca. Desde entonces, ha trabajado en cine, televisión y publicidad en distintos puestos: ayudante de dirección, guionista de formatos y de ficción, script, cámara, realizador, etc. Intermitentemente ha rodado y autoproducido cortometrajes, pero concretamente lleva más de diez años como editor freelance, completando este trabajo como profesor de cámara, edición y realización.
Hablamos con él sobre Aprendercine.com para tratar de conocer si mirada sobre la docencia online, y el futuro de la formación cinematográfica y audiovisual de forma telemática.
¿Cómo surge el proyecto Aprendercine.com?
La semilla surge en esos primeros años de facultad, en los que aprendí mucho más de forma autodidacta haciendo cortos por mi cuenta, practicando con la cámara y leyendo libros, que yendo a clase. Pero a pesar de leer muchos libros, me costaba mucho encontrar información que de verdad fuese útil para poner en práctica, y que resumiese lo fundamental. Por eso cuando en un taller o en un curso breve alguien compartía conmigo información muy valiosa basada en la práctica y no en un temario o un libro teórico, era realmente una bendición. Eso me pasó con dos cineastas concretamente: con Fernando León de Aranoa y con David Planell. Por eso durante esos años siempre pensé que algún día me gustaría poder compartir lo poco que supiese con las personas que quieren empezar a hacer cine y no pueden pagar una escuela de cine ni un máster, que es lo que me pasó a mí. Años después, y gracias a otro corto que rodé (En la próxima parada), me ofrecieron trabajo para dar clases de cámara, lenguaje audiovisual y edición en una escuela privada. Primero tuve como alumnos a personas desempleadas, muchos de ellos mayores que yo, lo que al principio me dio un poco de vértigo, pero luego me di cuenta de que me encantaba enseñar, y que aprendía muchísimas cosas nuevas. Un par de años después, la Comunidad de Madrid dejó de financiar esos cursos para desempleados, y la escuela me propuso pasar a la formación privada impartiendo clases a alumnos de grado medio y superior. En este caso ya eran cursos privados oficiales para alumnos que pagaban una matrícula que yo jamás me habría podido permitir. Allí estuve cinco años, pero había algo que no me terminaba de convencer, sobre todo cuando mis alumnos no eran adultos desempleados, sino adolescentes en su mayoría, y sin una idea clara de lo que querían hacer con su futuro. Más de la mitad de los alumnos no tenían un especial interés en cine ni en contar historias, y yo empezaba a sentirme como un funcionario, repitiendo año tras año lo mismo. Perder la motivación era lo último que quería. Necesitaba recuperar el interés y la curiosidad constante por aprender. Así que dejé ese trabajo, y mientras me ganaba la vida de freelance como realizador y editor, empecé a pensar cómo llevar a cabo mi propia “escuela” para gente que realmente estuviera interesada en aprender. Por eso hace unos diez años empecé a aprender márketing digital y SEO de forma autodidacta. Luego volví a Almería y abandoné temporalmente el sector audiovisual para trabajar de director de márketing en una startup durante dos años muy intensos. Allí aprendí muchos trucos y estrategias que han sido fundamentales para llevar a buen puerto este proyecto y que alcance una audiencia tan amplia. Así que digamos que toda mi trayectoria profesional me ha ido dirigiendo poco a poco hacia Aprendercine.com de una forma natural. En febrero de 2017, por fin compré el dominio web y empecé a publicar los primeros artículos. Y en marzo de 2019, comencé a crear también contenidos para Youtube. De alguna forma, al mismo tiempo que desarrollo contenidos, también me sirve para repasar y para aprender y reflexionar sobre el proceso de hacer cine. Así que lo hice y lo hago un poco también por mí. Para seguir aprendiendo cada día y no estancarme. Si yo aprendo cosas con cada contenido que publico, el resto de la comunidad también puede aprender algo nuevo. Y así todos salimos ganando.
¿Cuál es la dinámica de estudio que planteas con este método?
Realmente no hay una dinámica de estudio. Sé que suena un poco anárquico, pero la web está pensada para responder a preguntas concretas y a dudas comunes que nos surgen durante el proceso de aprendizaje. Pero es que yo he aprendido siempre un poco así. A base de práctica y de desarrollar proyectos propios, y a base de ir incorporando nuevos conocimientos y herramientas de forma desordenada. Así que básicamente el proyecto tiene dos objetivos: por un lado, inspirar a los futuros cineastas para que pierdan el miedo y empiecen a desarrollar cuanto antes sus primeros proyectos, y por otro lado ir dándoles poco a poco una base teórica, y consejos que puedan aplicar en la práctica en cada nuevo proyecto. Al final cada uno debe pasar por su propio proceso de aprendizaje, tanto si tiene la suerte de ser alumno de un centro formativo presencial, como si lo hace por su cuenta. A la hora de la verdad, no hay dos guionistas que sigan un mismo método, ni dos directores que trabajen igual. Cada uno encuentra su propia forma de hacer cine. Y por eso no creo mucho en imponer una metodología. De hecho, cursar el máster de guion creo que me limitó en cierto sentido a nivel creativo. Por un lado, me dio confianza porque me obligaba a escribir ficción a diario, pero por el otro, te impregnas de forma inconsciente de una forma de ver el cine y de contar historias demasiado estructurada. Y eso luego me ha influido bastante, y ha hecho que vea el cine de otra forma distinta a como la veía antes, en la que era más visceral que racional a la hora de escribir. Hay una frase de Almodóvar que fue clave para mí a la hora de ponerle nombre al proyecto, y que lo resume perfectamente: “El cine se puede aprender, pero no se puede enseñar”. Y Almodóvar es precisamente un referente en cuanto a aprender cine de forma autodidacta. Él no pudo ir a la escuela de cine porque, aunque tenía el dinero ahorrado, la escuela oficial de cine de Madrid cerró durante varios años, y no tuvo la posibilidad. Así que le tocó aprender por su cuenta, a base de escribir y rodar, y buscarse la vida. La duda es: ¿Almodóvar habría sido el Almodóvar actual que conocemos si hubiese ido a una escuela de cine? Puede que sí, pero también puede que no. Nunca lo sabremos.
¿Quién es tu público objetivo? ¿Amateurs, profesionales o ambos?
Principalmente son amateurs y también estudiantes. De hecho, muchos profesores universitarios y de formación profesional utilizan mis contenidos en sus clases. Y hay muchos alumnos que acceden a mi web desde la intranet de su centro educativo, tanto de España como de toda Latinoamérica, e incluso Estados Unidos. Y muchos de los que me escriben son estudiantes de cine o audiovisuales. Profesionales también hay algunos, pero son los que menos, porque la mayoría de contenido que he desarrollado hasta ahora está pensado especialmente para el que empieza desde cero. Una vez que tenga establecidas las bases de cada una de las áreas principales, sí que me gustaría hacer contenido más dirigido a profesionales. Porque mi objetivo es seguir ampliando mi paleta de herramientas como cineasta y aprender cosas nuevas, que es lo que más me motiva. Y por otro lado, dentro de un tiempo los que me siguen ya no serán tan amateurs, y también tendrán más conocimientos porque ya habrán llevado a cabo unos cuantos rodajes. Así que poco a poco la idea es que vaya siendo de interés para cualquier cineasta con curiosidad, independientemente de si ya trabaja o no en el sector de forma profesional.
Cuantifica la progresión del proyecto desde sus inicios (números de seguidores, visualizaciones y mensajes diarios recibidos).
En términos absolutos, la web ha tenido un total de 900.000 usuarios hasta el día de hoy. Es decir, más personas que toda la población de la provincia de Almería, para que nos hagamos una idea. En 2017 fueron 17.000. En 2018 fueron casi 200.000, y en 2019 han sido 350.000 personas más. En 2020 continúa creciendo, y en menos de seis meses ya suma casi los mismos usuarios que en todo 2019. Ahora mismo estoy rondando cerca de los 100.000 usuarios al mes, que me parece una pasada, porque es la población total de Roquetas de mar. En YouTube todavía no son tantos como en la web porque llevo apenas un año y no tengo la regularidad que me gustaría publicando vídeos. Hasta ahora he tenido que ir compaginando este proyecto con otros trabajos audiovisuales, y no he podido tener la constancia que me gustaría. En cuanto a redes sociales, a día de hoy en YouTube son 20.000 suscriptores y cerca de 400.000 visualizaciones. En Facebook son 24.000, en Instagram 11.000 seguidores, y en Twitter 1.000. Pero claro, no sé calcular cuántos son en total sumando todas las redes sociales, porque en cada espacio ofrezco algo distinto y son perfiles diferentes, y hay quien me seguirá en todas, y otros probablemente sólo en una de ellas. Prácticamente desde el primer año del proyecto he ido recibiendo mensajes a diario, tanto de usuarios como de empresas. Pero sin duda el salto cuantitativo se notó mucho a partir de personificar el proyecto y ponerle cara gracias a YouTube. Hasta entonces con los artículos de la web era bastante más impersonal, y además todo lo redactaba en plural, para que pareciera que había un equipo detrás. Desde octubre o noviembre de 2019, justo cuando se desarrollaba FICAL y se presentó TESA oficialmente, de pronto YouTube empezó a recomendar más algunos de mis vídeos, y el número de mensajes, correos y solicitudes de amistad en todas las redes sociales se disparó. Desde entonces me llegan decenas y decenas de mensajes cada día a través de todas las vías. Son tantos mensajes y correos que he llegado a agobiarme un poco y a dejar de aceptar invitaciones de desconocidos por redes sociales, porque hay quien me toma como su profesor particular o me escribe para pedirme favores sin ningún tipo de pudor, y tengo que reconocer que esto agota mentalmente. Por suerte, los que hacen esto son una minoría. La mayoría entienden que soy creador de contenido y no su profesor, aunque ese contenido sea de tipo educativo. El 99% de mensajes son de apoyo dándome las gracias, o haciendo sus consultas donde corresponde, que es en la sección de comentarios de los vídeos o de los artículos, y no por privado. Ser autodidacta significa literalmente “que se instruye por sí mismo”. No lo digo yo, lo dice la RAE. Así que el que necesite un profesor particular para validar sus obras o su talento, realmente no sería autodidacta. Y probablemente mi proyecto no cumpla sus expectativas y le convenga más intentar ir a una escuela de cine más tradicional, donde guíen su aprendizaje de una forma más personalizada. Mi objetivo es ayudar a miles de futuros cineastas autodidactas intentando resolver dudas comunes que tenemos todos, no dudas específicas que le surjan a cada uno sobre sus proyectos concretos.
¿En qué se diferencia un cineasta autodidacta de uno que se forma en una escuela de cine? ¿Qué ventajas y desventajas tiene cada uno de los sistemas?
Creo que realmente depende mucho de cada personalidad. Hay personas que tienen confianza en sí mismos y son más independientes a la hora de aprender y llevar a cabo sus proyectos, tanto si acuden a una escuela de cine como si aprenden por su cuenta. Y hay otras personas que necesitan la aprobación constante para superar la inseguridad. Y estos probablemente necesitarán acudir a un centro para superar esa barrera, porque si no, les cuesta pasar a la acción y hacer cortos por su cuenta. Obviamente, cada escuela es distinta y cada estudiante también. Así que no me atrevo a generalizar, porque además yo no he estudiado en una escuela de cine y lo único que sé es la imagen que veo desde fuera, y la experiencia que me han contado algunos compañeros. Pero viéndolo desde fuera, creo que hay escuelas y sobre todo tutores que sí fomentan que los alumnos exploten su creatividad de una forma más libre, para que cada uno desarrolle su forma de hacer cine y explore lo que más le interesa. Aunque he visto casos de trabajos finales de algunas escuelas que estaban demasiado influenciados por la personalidad de su tutor, y parecía que todos los cortos los hubiera dirigido la misma persona. Pero eso también puede pasar aprendiendo por tu cuenta, si te limitas a intentar copiar el estilo de otro cineasta en lugar de intentar contar algo nuevo y personal. Obviamente, ir a una escuela de cine o a un centro educativo público tiene una ventaja significativa, y es el hecho de estar durante ese tiempo pensando y haciendo cine, y sobre todo el hecho de que vas a conocer compañeros de viaje para hacer proyectos juntos. Y eso es lo más valioso de la formación presencial. Conseguir un equipo humano cuesta mucho más hacerlo por tu cuenta, y obviamente cometerás muchos más errores técnicos que el que aprende de una forma guiada y tutelada. Aunque a la larga, mi sensación es que los cineastas que aprenden por su cuenta y se lanzan sin miedo a experimentar, suelen tener una impronta más personal en sus películas. Pensad en todos estos directores autodidactas: Christopher Nolan, Stanley Kubrick, Terry Gilliam, Agnès Varda, Almodóvar, Tarantino, Carlos Vermut, Wes Anderson, Alberto Rodríguez, Icíar Bollaín, James Cameron, Isabel Coixet, Werner Herzog, Amenábar, Montxo Armendáriz, Edgar Wright, Woody Allen, David Fincher, etc. Probablemente, sus primeros trabajos eran más toscos a nivel técnico porque los hicieron con sus propios medios y como pudieron, equivocándose mucho. Pero a la larga, cada uno de estos cineastas ha desarrollado una forma de contar historias muy reconocible y personal, que no tiene nadie más. Aunque es imposible generalizar, porque hay muchos directores que han ido a escuelas de cine y también han desarrollado su propio estilo, como Polanski, Milos Forman, Scorsese, Lars von Trier o Bong Joon-ho. Así que creo que todo depende de la personalidad, el compromiso y la curiosidad de cada uno, que al final es lo más importante para aprender, tanto si vas a una escuela presencial, como si no. Al final, estudiar cine es un proceso de aprendizaje continuo a lo largo de toda tu vida, no sólo durante los años que dure una carrera.
Ante las consecuencias sufridas por el COVID-19, ¿has notado algún cambio en la recepción de los contenidos que te haya hecho plantearte que este tipo de formación ha llegado para implantarse? ¿El confinamiento ha beneficiado o ha desfavorecido la progresión de tu empresa?
Sí, claro que se ha notado el cambio. Cualquier creador de contenido ha visto cómo se disparaban las visualizaciones, porque estaba todo el mundo en casa y mucha gente ha consumido mucho YouTube y se ha puesto a hacer cursos online. Pero esto no me ha hecho ver nada que no hubiera visto antes. La formación online para gente autodidacta lleva años creciendo, y lo seguirá haciendo. Y casi todos los centros tradicionales acabarán desarrollando formación online, y viceversa: estoy seguro de que habrá proyectos que hayan nacido online y también del salto al centro físico o a la formación presencial. Cada una de ellas tiene sus ventajas e inconvenientes, pero lo importante es que la educación sea lo más accesible posible, y no sólo reservada a unos pocos. En cuanto si ha beneficiado el confinamiento a mi proyecto (me resulta raro llamarlo empresa, aunque evidentemente soy un empresario autónomo), pues sí y no. Ha beneficiado en el sentido de que ha crecido en usuarios y visitas, y me ha conocido más gente. Pero como es un proyecto personal y depende enteramente de mí, y soy humano, no ha beneficiado tanto como habría podido. Primero, porque ese estado de shock colectivo también me afectó. Las primeras semanas estaba más preocupado por el impacto social que por mi proyecto, la verdad. No me apetecía ponerme delante de una cámara a hacer como si no pasara nada. Pero, además, estos meses estoy aprovechando para quitarme trabajo que tenía pendiente para terceros, al margen de este proyecto. Espero acabar por fin este mes y dedicarme ya de lleno a Aprendercine.com.
¿Qué previsión de futuro tienes sobre Aprendercine.com? ¿Te planteas ampliar tu forma de actuación y dejar de ser un creador de contenidos para convertirte en un profesor online al uso regularizando una forma de estudios a distancia?
En el futuro inmediato, terminar de una vez con todos los proyectos ajenos que seguía arrastrando y no me permitían centrarme en crear nuevos contenidos, y ser más constante publicando artículos y vídeos nuevos. Tengo muchísimas ideas que quiero llevar a cabo, pero todo requiere tiempo y esfuerzo. Sin ir más lejos, a cada vídeo le suelo dedicar una media de 10 días, e incluso más. Y tengo decenas de vídeos pendientes. Así que, a corto plazo, me gustaría poder tener continuidad y estar centrado en crear contenidos. Y como hago esto también para mí, lo que me gustaría es dedicar una parte de mi tiempo y energía a mis propios proyectos, porque ahora me resulta muy difícil. Gestionar un proyecto así yo solo es absorbente y muy agotador. Mi mente no descansa ni un momento en toda la semana y me cuesta mucho desconectar y pensar en otra cosa. Así que, si todo va bien, en los próximos meses me gustaría ir incorporando a más personas al proyecto y delegar algunas tareas que requieren tiempo y energía. Pero todo irá enfocado siempre a ser creador de contenido y a tener cada vez más tiempo para mí y para mis proyectos, que ha sido siempre el fin último de este proyecto. Quiero ayudar a otros, pero sobre todo ayudarme a mí a que pueda llevar a cabo las ideas que tengo en mente, y a no perder de vista mi objetivo último, que es hacer cine. Así que lo de ser profesor online de forma individual o para grupos reducidos directamente lo descarto. No es la idea de este proyecto. Al menos no ahora ni en un futuro inmediato, y no teniéndome a mí como profesor. Para que un proyecto online funcione, hay que pensar en grande e intentar que sea escalable. Si no, básicamente estaría intercambiando mi tiempo por dinero, que es lo que llevo haciendo toda mi vida profesional, y es precisamente lo que no quiero, porque me desviaría del objetivo inicial de este proyecto, que es ayudar a cuanta más gente mejor, y no sólo a unos pocos. Y así espero que siga siendo, porque igual que se ha democratizado el acceso a las cámaras y casi todo el mundo tiene una en el bolsillo, me parece fundamental que cualquier persona tenga acceso a una formación gratuita de calidad. O al menos que existan recursos para hacerlo por un precio accesible para cualquier clase social de cualquier país de habla hispana. El cine es una industria, pero también es un arte y una forma de expresión y autoconocimiento. Y cualquier persona debería tener acceso a poder contar sus historias con una cámara, al margen del proceso industrial, que obviamente está basado en la rentabilidad.