1. EXT. DESIERTO DE TABERNAS. DÍA
Un calor impropio de septiembre y un sol apabullante merma las fuerzas de nuestros personajes. El desierto de Tabernas se extiende impávido bajo sus pies. Es duro, áspero, inhóspito; y así ha forjado el carácter de los que lo transitan. En pleno siglo XXI sus principales moradores no son vaqueros ni indios, por lo menos no reales, ni nómadas, aunque a veces nuestros personajes se sientan así. Son un rebaño de locos del cine, técnicos y actores, que se reúnen en la intemperie para rodar y que de vez en cuando se hacen llamar “segundas familias”.
Jesús de Bina anda desaforado, es caracterizador de esta producción. Sus manos llenas de sangre (falsa), su rostro casi descarnado por el viento y el sol. Lanza aspavientos que llaman la atención de los demás.
JESÚS: ¡Esto es increíble! Yo no puedo hacer bien mi trabajo con estas prisas, de verdad, ¿eh? No cobro lo suficiente para lo que me estáis pidiendo que haga.
Kiko Medina, jefe de producción de la cinta, conoce a Jesús prácticamente desde que empezó. Se acerca a él con temple. Es complicado no verlo venir, sentir su presencia. En su oído el pinganillo conectado a un walkie que crepita con las indicaciones de la ayudante de dirección. Kiko se lo quita, sólo quiere atender a Jesús.
KIKO: Parece mentira que no sepas a estas alturas que no es por el dinero por lo que nos dedicamos a esto.
Kiko se marcha, de nuevo lentamente, sus pasos son inestables por el desierto, pero lo conoce bien, no se va a dejar tambalear. Jesús mira cómo se aleja, recuerda todas las veces que han rodado juntos, pese a las discusiones fortuitas lo admira. Jesús se levanta y se encamina al set, con las manos llenas de sangre. La guerra sigue, pero cómo le gusta la guerra con capitanes así al lado.
Este podría ser el inicio de un guion que Kiko Medina habría producido. Pero ocurrió, como tantas cosas ocurren en los rodajes, que se convierten en pequeñas vidas compartidas por todos los que forman parte de ellos.
José Francisco Medina Bellver (Almería, 1973), Kiko Medina tanto para los que lo conocían como para los que no, era un gran hombre. De ese grupo de privilegiados que lo llegaron a conocer y a trabajar con él, saben que esta frase era la obvia con la que comenzar esta despedida al que fue nuestro compañero desde que TESA no era más que una idea, una ilusión, una promesa. Pero sobre todo era un gran hombre porque tenía un gran corazón.

Ayer, 17 de octubre de 2020, nuestro compañero, amigo y asociado de TESA, Kiko Medina nos dejó. No hacía ni unas horas que había hablado con sus cómplices en los proyectos en los que andaba metido y preparaba para un futuro próximo, y eso quizás fue lo más doloroso, lo inesperado.
Amigos y compañeros de profesión se unen en este epílogo para hablar de una de las figuras que ha marcado el audiovisual y el cine en Almería en los últimos quince años.
Luis Francisco Pérez, cineasta y formador audiovisual, recuerda el momento exacto en el que conoció a Kiko, allá por 2010 durante el rodaje de ‘Adiós muñeca’, de Hugo Sanz Rodero. “Yo era uno de sus ayudantes de producción. Recuerdo que teníamos que cortar una carretera, y allí estaba yo, a un kilómetro del set de rodaje con un peto amarillo parando coches. Se acercó a mí, y sin mediar otra palabra me dijo ¿Quieres ver el rodaje?. Se puso un peto y se fue a cortar la carretera para que yo pudiera ver cómo era un set de rodaje en acción. Era el productor del proyecto. Eso me ganó para los restos”. Kiko no sólo era generoso con los que empezaban, hasta su último día fue generoso con los compañeros, a los que nunca tildó de competencia. No hace mucho acogió bajo su ala a varios asociados de TESA y los ayudó a presentar sus ayudas a la producción. Los que asistieron a esas reuniones sólo pueden calificarlas como masterclass.
“Recibir una llamada de Kiko nunca era irrelevante: un proyecto nuevo, un camino, un contacto o un tirón de orejas… todas de irreemplazable valor”, recuerda Nico Fernández Carvelo, productor, realizador y formador, “Nuestra responsabilidad es honrar su memoria siguiendo la senda marcada, teniéndolo presente en cada paso y pensando, de vez en cuando, ¿qué diría Kiko de esto? Así sabremos que vamos por buen camino”. Pepe de la Rosa, director de fotografía, tuvo la suerte de trabajar con él varias ocasiones, “lo primero que me viene a la mente es cómo se preocupaba por que todo el mundo se sintiera bien el set de rodaje, incluso en situaciones adversas”.

Podías considerarte afortunado si Kiko te trataba de tú a tú. “A mí ha sido lo que más me ha hecho sentirme valorado laboralmente, más que cualquier productor de TV o jefe de marketing de multinacional que podamos trabajar”, añade Miguel Ángel Jurado, productor en Kinétika. Sin duda, aquellos que compartieron un momento de su vida a su lado saben a lo que se refiere. Esta sensación bien la conocen los actores y actrices de sus producciones, como Isabel Ampudia (‘Postales desde la luna’, ‘Todo saldrá bien’, ‘La primera cita’) “No es que seas sólo el productor más honrado y guerrero que conozco; es que tu sentido del humor me ha hecho reír tanto… Galletas, cucarachas, chocolate negro… Qué mazazo inesperado. Qué duro es esto”. Mercedes Hoyos (‘Todo saldrá bien’, ‘La primera cita’) sigue sin poder creer que nos haya abandonado “Siempre vi en tus ojos el brillo de la pasión por hacer Cine. Te he vivido como productor, director de producción, ayudante y auxiliar, todo en la misma película. Incansable. Siempre has sido un tipo honesto y cabal, una buena persona”. Sebastián Haro (‘La primera cita’, ‘Domesticado’) es consciente de que la vida nos regala y nos quita a gente: “Unos grandes y otros… menos grandes, pero usted fue de los enormes, especialmente su corazón, ese que le ha arrebatado la vida. Generoso donde los haya y honesto como usted, pocos he conocido”.
Llegado este punto, sería fácil decir que Kiko Medina ha sido importante en la vida y la profesión de muchas personas, pero sin duda, una de las personas más conmocionadas por lo acontecido es Miguel García Morales, creador audiovisual, “Kiko Medina fue la persona que me abrió la puerta al mundo del cine, a mí y a mucha gente de mi generación. Nos dio una oportunidad cuando nunca habíamos pisado un set de rodaje, cuando en Almería hablar de cine era evocar a un pasado que no iba a volver. Y luchó contra todos esos recuerdos, contra la falta de medios y contra mentalidades retrogradas cuando lo más fácil hubiera sido bajar los brazos”. Oti Yebra, productora, pupila de Kiko y al que tanto debe, lo recuerda también de un modo muy especial: “Fue la primera persona que me contrató. Imaginad mi alegría y agradecimiento. Que me diera esa oportunidad. La primera de unas cuantas.”, comenta emocionada. “Discutíamos, nos picábamos y debatíamos, pero siempre acababa dándome cuenta de que era su forma de hacerme aprender”.

Ese carácter al que alude Oti era su sello personal, su otro yo, su parapeto frente a la adversidad. Nadie se ha librado de sus regañinas, y aún así, allí seguían, a su lado. “Esa esencia entrañable de refunfuñón era su forma de mostrarse. Sólo puedo tener recuerdos buenos de él”, dice Jesús Martínez Camaño, especialista en armas y departamento de arte en cine. Chele Guardia, atrezzista, es otro de los guerreros azotadores de las injusticias contra nuestra Almería Tierra de Cine, como lo era Kiko, “Como su propio humor sarcástico, echaremos de menos su sombra hitchkoriana saliendo de ese Ford indigno del productor que era para traernos pasteles al set y alegrarnos las fuerzas flacas de hacer un cine lo suficientemente interesante como para hacerlo por amor”. Ese Ford desconchado por el sol y sus madrugones para llevar pasteles al set, son y serán antológicos. “Recuerdo ir en la parte de atrás de su coche, cuando aún ni siquiera había amanecido, con ese olor a pasteles que salía del maletero”, comenta Irene Garcés, directora y guionista, “Sabía que, si me tocaba ir con Kiko en el coche ese día, eso me garantizaba un viaje lleno de risas. Vale que procedían de su carácter huraño, pero Kiko te alegraba la mañana, y eso él lo sabía”.

Si alguien conocía bien este carácter es David del Águila, director, guionista y productor, socio de Kiko Medina junto a Alberto Gómez Uriol durante su etapa en 29 Letras SL, en proyectos como ‘Enemigos’, ‘El Ingenio’ y ‘Jacobo’. David tiene claro lo que supone el adiós de Kiko: ” El cine español ha perdido a uno de sus productores de raza. El conseguidor, el que convertía en realidad tu sueño, el “tocapelotas” imprescindible que te obligaba a tener los pies en el suelo. Los que hemos tenido la suerte de trabajar con él nos quedamos huérfanos. Difícil, por no decir imposible, que nos encontremos en el camino con otro Kiko Medina. Maravillosamente imperfecto”. Por su parte, Jaime García Parra, filmmaker, sólo puede recordar su generosidad ilimitada: “Las obras quedan, las gentes se van. Su obra es ejemplo de perseverancia y esfuerzo. Su recuerdo, un motor para seguir creando”.
“Yo personalmente siempre he identificado a Kiko con el idealismo”, apunta Juan Pedro Artero Carrillo, productor y presidente de TESA, “es una persona que dejó su anterior trabajo para dedicarse a hacer lo que amaba. En TESA creo que muchos podemos coincidir en que su visión y su empuje no se van a poder reemplazar”. Ese giro de 180º en su vida y el arrojo que le caracterizaba contagió a todos aquellos a los que se encontró en su camino, como por ejemplo, a la productora Sofía Rodríguez, que dio con un grupo de gente abanderada por Kiko que empezaba por aquel entonces en el audiovisual con el cortometraje por bandera del aprendizaje y como herramienta para contar, “Era uno de los grandes aliados tanto para los que se lo tomaban como un hobby como para los que lo consideraban los inicios de una futura carrera en el sector”, recuerda Sofía, “El haber estado en Almería en esos años y participado, como decíamos nosotros, ‘desde la trinchera’ produciendo sin recursos, dando lo mejor de nosotros mismos en cada proyecto, nos hizo tener una visión global y quizás romántica de cada proyecto y eso es principalmente lo que nos unía: el amor por la profesión”.

Ese amor por la profesión que Kiko compartía con los directores con los que ha trabajado a lo largo de su carrera. Con Juan Francisco Viruega, director, guionista y productor, compartió tres memorables rodajes: ‘Postales desde la luna’, ‘Solsticio’ y ‘Domesticado’. “Estamos rodeados de personas que nos dicen lo que queremos oír. Kiko te pinchaba, te llevaba hasta el límite. Pero su intención siempre era honesta. Creo que es la persona que más veces me ha dicho: Nene, ponte ya a dirigir. Él fue quien me ayudó a levantar mi primer proyecto profesional, y desde entonces ha estado presente en toda mi carrera, de una forma u otra”, señala Juan Francisco, consternado aún por la partida del productor, “Kiko siempre estaba dispuesto a ayudarnos porque su objetivo era que se rodara la mayor cantidad de proyectos en Almería, compartiendo todo lo que sabía, trabajando desinteresadamente en la constitución y gestión de TESA y luchando por la recuperación de las ayudas para la producción audiovisual almeriense (que a partir de ahora deberían llevar su nombre)”.
Liteo Pedregal, director y guionista que compartió con Kiko ‘La hégira’, ‘La quinta dimensión’ y ‘Alimezher’, recuerda también su humanidad, tesón, seriedad en el trabajo, sentido del humor y amistad que sabe que siempre le acompañarán. Jesús Ponce, director y guionista de ‘Todo saldrá bien’, ‘La primera cita’ y ‘The storm’ (este último el proyecto documental en el que se encontraba inmerso Kiko), sólo tiene palabras de agradecimiento para su compañero en tantas batallas: “Se ha ido una persona que creyó en mí cuando me presenté por teléfono hace años y acordamos en ese momento sin habernos visto nunca en persona que haríamos una película juntos. Así de especial era. Me quedo sin ese gigante que se mostraba duro y cascarrabias porque no sabía encajar las muestras de afecto que le dábamos. Y le dábamos esas muestras de afecto porque había que quererlo. Había que quererlo mucho”. Rosa Cañamero, productora de ‘La hégira’, ‘La quinta dimensión’ y ‘Alimezher’, recuerda los años que llevan levantando proyectos juntos y el apoyo incondicional que siempre le brindó Kiko, extrañando por siempre las largas conversaciones que tuvo con él sobre el cine y la vida.

Kiko Medina fue sin duda el aglutinador de la gran familia del cine almeriense, incluso para los foráneos, como Leti Agudo y Jorge Flor, sonidistas (The Last Monkeys), “De su mano conocimos todo lo que albergaba Almería y el tesoro que era para el cine. Confió en nosotros para muchos de sus proyectos y nos enseñó a amar su tierra tanto como él. Almería y el cine han perdido mucho sin ti”. La empresa familiar Contreras Constructora de Cine, se suma de forma unánime al apoyo y el cariño hacia la familia de Kiko, en especial, Fernando Contreras, director de arte en cinco de los proyectos que Kiko produjo, “Tú abriste la puerta de esta apasionante profesión y contigo dimos los primeros pasos. Gracias por tu ayuda y por tan buenos momentos”.
Toda palabra es poca para honrar al compañero que se va, pero tras él queda un legado que impregna cada una de sus producciones y la razón de ser de esta Asociación de Técnicos y Empresas del Sector Audiovisual de Almería (TESA), que llevará en su espina dorsal el empuje, el buen hacer y el carácter que nos transfirió Kiko Medina.
Descansa en paz, amigo.
Tus compañeros y compañeras de TESA.